Hasta los siglos XVl y XVll, la explicación bíblica del origen de las especies era la aceptada. Sin embargo, las revoluciones científicas producidas en los siglos XVl y XVll pusieron de manifiesto que el universo no estaba hecho a la medida del hombre ni representaba una estructura estática e inamovible. Este cambio en el panorama de la realidad favoreció el desarrollo del clima necesario para la aparición de hipótesis “sensatas” sobre el origen de las especies.
El contexto histórico del Siglo XIX creó unas condiciones propicias para el desarrollo de la Teoría de la Evolución. Por un lado, el problema del origen de los seres vivos ya estaba en el aire desde antes de Lamarck y la presencia de fósiles suponía una evidencia difícil de explicar de un modo satisfactorio.
Por otro lado durante el siglo XIX se recorrió todo el mundo estudiante su flora y su fauna, no sólo por afán de conocimiento puro, sino para buscar nuevas fuentes de recursos. De este modo, se pudo observar la tremenda diversidad de seres vivos, así como la existencia de patrones en la distribución de las especies. Por otra parte, la geología, a través de Charles Lyell se planteaba sus dudas sobre la antigüedad de la tierra, y, se empezaba a sentir la influencia crucial de un trabajo publicado en 1798 por el economista británico Thomas Robert Malthus, quién afirmaba que la población siempre aumentaba más rápido que los recursos disponibles, lo cual llevaba a que algunos sobrevivieran y muchos muriesen. Este ensayo fue importante para explicar el mecanismo de la evolución.
Esta creencia se opone a la teoría de la evolución y está muy relacionada con el Creacionismo, cuerpo teórico principalmente cristiano, que sostiene que el universo fue creado por Dios tal y como lo conocemos. Siguiendo la Biblia, algunos defensores de estas teorías datan incluso la creación del universo en una fecha extremadamente cercana, alrededor de seis mil años, dando incluso el día y la hora a la que se produjo.
Lamarck y la Evolución
La idea de que los seres vivos evolucionan proporcionó el marco conceptual que permitió entender el sentido de los nuevos conocimientos y explicaciones de geólogos y naturalistas, aunque los científicos del siglo XVIII no se mostraron demasiado inclinados por aceptarla.
El más importante de los evolucionistas anteriores a Darwin fue el francés Jean-Baptiste de Monet, caballero de Lamarck, (1744 – 1829) quien había estudiado medicina y botánica y, en 1793, ya renombrado taxónomo, fue designado profesor de zoología en el Jardin de Plantes de París. Lamarck había advertido una clara relación entre los fósiles y los organismos modernos. A partir de estas observaciones dedujo que los fósiles más recientes estaban emparentados con los organismos modernos. Esbozó una teoría de la evolución biológica que se puede sintetizar como sigue:
Impulso vital. Todos los organismos poseen una ambición natural que los guía hacia la perfección. Una fuerza interior los lleva a ser cada vez mejores y más complejos.
Necesidades fisiológicas. Los cambios en el ambiente imponen nuevas necesidades y cambios de hábitos en los organismos.
Uso y desuso de los órganos. Las nuevas necesidades conducen a que ciertas partes del cuerpo sean más utilizadas que otras. Aquellos órganos que son más utilizados se desarrollan, en cambio, los órganos que no se utilizan se atrofian e incluso pueden desaparecer (la función crea al órgano).
Los nuevos caracteres se heredan. Los cambios o adaptaciones adquiridas durante la vida de un organismo pasan a sus descendientes (herencia de caracteres adquiridos).
Teoría Darwiniana de la evolución
La Teoría de la Evolución desarrollada por Darwin se basa en tres principios fundamentales.
Variabilidad intraespecífica. Los individuos de una especie no son exactamente iguales entre sí, presentan pequeñas variaciones. Estas variaciones surgen en forma fortuita y son transmitidas a los descendientes.
Superproducción. La fecundidad de la naturaleza lleva a que nazcan más individuos de los que el ambiente puede sostener. En consecuencia, se establece una lucha por la existencia, donde muchos mueren en forma precoz.
Selección natural. Los individuos con variaciones favorables tienen más probabilidades de sobrevivir y de reproducirse con mayor frecuencia. Como resultado, en las siguientes generaciones habrá mayor proporción de individuos con variaciones favorables que aquellos con variaciones desfavorables, que tienden a desaparecer.
La acumulación de variaciones favorables a lo largo del tiempo conduce a la transformación de una especie en otra.
Selección Natural
La selección natural es el conjunto de presiones externas e internas que provocan una tensión dentro de una comunidad específica afectando a cada individuo. Los organismos mejor adaptados (es decir con variaciones favorables) sobrevivirán a esas presiones, y los menos adaptados desaparecerán.
Si un individuo posee una combinación propicia de características, entonces esas características serán transmitidas a su progenie, y aparecerán en una proporción mayor en las generaciones siguientes. Lamentablemente, durante los momentos más críticos de la discusión sobre la evolución, los trabajos en genética presentados en 1865 por Gregor Mendel, que podrían haber ayudado en esta discusión, pasaron totalmente inadvertidos. Fue necesario esperar hasta principios de siglo XX para que fueran tenidos en cuenta.
Teoría Sintética de la Evolución
En el año 1900, el científico holandés Hugo de Vries, junto con otros investigadores, redescubrió la teoría mendeliana de la herencia. Propuso un mecanismo evolutivo alternativo a la selección natural, basado en las mutaciones o alteraciones del material hereditario. Esto promovió la formación de dos bandos en disputa: por un lado, el mutacionismo, y por el otro, los seguidores del darwinismo.
Hacia 1940, diversos aportes científicos propiciaron la combinación de los principios de la genética mendeliana con la Teoría de la Evolución de Darwin por medio de la selección natural. Esta síntesis se conoce como neodarwinismo o Teoría Sintética de la Evolución.
La Teoría Sintética de la Evolución se puede resumir en:
1. Las pequeñas variaciones de Darwin son explicadas por las mutaciones de genes.
2. La herencia de los caracteres adquiridos es definitivamente descartada
3. Las variaciones aleatorias (al azar) son consecuencia de la selección natural.
La evolución se da en un proceso gradual y es guiada por la selección natural.
La Teoría Sintética de la Evolución se basa, entonces, en tres principios fundamentales.
Las Poblaciones. La evolución actúa sobre las poblaciones y no sobre los individuos.
La Variabilidad. Las características de los organismos son heredadas en estructuras llamadas genes. Entre los individuos de una población existen diferencias debido a la presencia de múltiples alelos de un gen.
El Motor de la Evolución. Además de la selección natural, existen otras causas que permiten la evolución, como las mutaciones, la migración y la deriva genética.
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http://www.curtisbiologia.com/node/258